jueves, 28 de abril de 2011

Lágrimas de tinta


Y ya solo me queda llorar.

Trato de volver atrás en el tiempo, cuando él era él y yo era yo, cuando si nos sumabas, salía como en cualquier suma, algo mayor y mas potente, había amor. Sí, amor, porque nadie era como aquel chico, nadie. Nadie poseía su sonrisa, o aquel tacto... Nada adornaba mejor mis noches que el tacto de su cálida piel, mis manos posadas en su pectoral, acariciándolo suavemente, recorriéndole dicha zona con las yemas de mis dedos... Nada se asemeja a él.

Por eso ahora puede que esté tan dolida, decepcionada, triste, melancólica, perdida, asustada, apenada, cabizbaja, afligida, apesadumbrada, atormentada, frustrada, desesperanzada, desilusionada, traicionada, lánguida, decaída, nostálgica, abandonada, acobardada, atemorizada, temerosa, impresionada, azarada, huidiza, alarmada, aterrada, despavorida, espantada, pero sobre todo, y sobre cada una de estas cosas, me siento...Sola.

¿Cómo iba a poder olvidarle? Aquel chico atento, interesado, vigilante, observador, alerta, avizor, concienzudo, cuidadoso, amable, cortés, considerado, respetuoso, galante, servicial, educado, afectuoso, cariñoso, cordial, simpático, bondadoso, afable, tierno, compasivo, honrado, virtuoso, justo, honesto, bonachón, servicial, benévolo, bienhechor, caritativo, humanitario, piadoso, sensible, comprensivo, indulgente, amable, ingenuo, cándido, simple, candoroso, inocente, crédulo, sencillo... Aquel chico que me enamoro con sus ojos, llenos de amor y bondad, de cariño y amistado, ojos que inspiraban a confiar en él.

Pero todos... todos podemos ser corrompidos... Nadie, es invulnerable a la oscuridad, nadie. Quizás por eso ahora él ya no esté aquí, quizás por eso yo ahora llore...Le echo tanto de menos... tanto...Pero ya no está a mi alcance, ya no queda rastro de aquel chico al que tanto añoro, no hay forma de encontrar a aquel chaval tan dulce y cálido... En su lugar queda él.

Y digo él porque no puedo pronunciar su nombre en el modo que ahora es... No puedo pronunciar el nombre de aquel chico tan inocente y puro, para designar, para nombrar, para referirme a este chico.

Un chico tan despreciable, maleante, granuja, pícaro, truhán, golfo, gamberro, peligroso, arriesgado, expuesto, exasperante, mortificante, desesperante, insoportable, aborrecible, detestable, despreciable, abominable, repelente, antipático, presuntuoso, soberbio, altanero, altivo, impertinente, desdeñoso, insolente, envarado, despreciativo, despectivo, duro, engreído, vanidoso, orgulloso, imperioso, chulo, fachendoso, gallito, tieso, inmodesto, creído, petulante, encopetado, arrogante... Era el estereotipo de chico malo, puede que por eso fuese tan sexy... Aunque todo eso quedé atrás, porque ya no está a mi lado.

Esta vez la oscuridad vino en forma de mujer, una mujer que cogió su dolor, y lo transformo, la pasión se dibujaba en las curvas de aquella chica, estaba claro que la mandaba el diablo, el mismísimo Lucifer... Era duro. Ver aquella estampa, realmente lo era. Se me había grabado la imagen en la mente, y se que aunque todo fuese como antes, nunca desaparecería de allí... Él junto a ella, de pie, mirándome este desde el lateral, por encima de su hombro, con unos ojos que ya no expresaban amor ni calor, sino frío, un frío tan puro que me heló la sangre, un frío tan potente que paralizo mi mente, un frío con un poder tan grande que sería capaz de congelar el sol. Frío, eso desprendían sus ojos, frío y oscuridad. Era como si nada fuese igual, puede que poseyesen el mismo cuerpo, pero no podía tratarse de la misma persona [...] Ella recorría ahora su pectoral, que tan como mío había proclamado tiempo atrás, subía y bajaba por este, mirándome, descaradamente, moviendo sus labios, chasqueando su serpenteante lengua, a modo de burla, mientras susurraba un falso te quiero, al que él no hacía ni caso. La oscuridad los envolvía, casi por completo, ella sonreía y yo solo podía sollozar, después de todo, se suponía que él era para mi, no para aquella buscona que tan vil mente me lo había arrebatado...

Ya solo me quedaba llorar... Llorar porque después de todo, incluso tras haber perdido la esperanza, lo vi: Sus ojos volvieron a brillar. Cuando ella dijo que le quería el me miró y sus ojos emitieron el destello que yo tan bien conozco, un destello que emitía calor y amor.

Él no me había olvidado. Y por eso, hoy y cada uno de los días de mi vida lloro por él, porque aún está ahí, aunque ya no sea igual... Por eso hoy, ayer y mañana, cada una de las de mi vida, lloro, lloré y lloraré por él, por eso derramaré esta noche, bajo la oscuridad del cielo, mis lágrimas negras y amargas, las lagrimas que se impregnan en este papel, mis lágrimas de tinta.



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''Tocala otra vez Sam...una y otra vez''