domingo, 12 de agosto de 2012

Insomnio

Y caen fríos y distantes desde el fondo de mis entrañas a un vacío suelo. Pensamientos que amortiguan una noche que ya no me ofrece un recoveco para esconderme. Cuanto ansié perderme el amanecer y cegarme al abrir los ojos, cuán dulce podría serle a mis sentidos esa sensación de abandono producida por el sueño. Pero una vez más espero al alba, que mi rostro ya tan bien conoce.

No siempre pasa la gente. Las madrugadas son inertes y silenciosas. El ambiente lúgubre y oscuro no lo suavizan las farolas. Y cuanto más profunda es la noche, más se burla. La luna se acuesta en mi presencia, o decide no aparecer. Al parecer es mi deber guardar la noche ahora, abarcando mis ojos tan poco que ni siquiera distingo mi sombra. Sin embargo no flaqueo ni desfallezco. No hay fatiga, ni sufrimiento. Una a una caen las gotas de mi sudor que construllen la noche a oscuras, desde sus cimientos. Un trabajo en vano que requiere movimiento. Pues al terminarlo se lo lleva el sol para tener que comenzar de nuevo un monótono juego. Lentas pasaron las horas ayer, y lentas pasarán mañana, en el corazón de la noche mis palabras son espadas, que de una u otra forma, sólo alcanzan a herir mi alma. No hallo el momento en el que fui sentenciado a castigo tan severo como lo era el despedir al ocaso saludando al sol naciendo. Un sufrimiento y amargura que ya no se ven igualados por la hermosura del trayecto que trazan mis ojos en esta estampa nocturna.

Y así el verano se tiñó de negro cuando yo me hallé huérfano de compañía y sueño y desee ser adoptado por el cariño y el consuelo. Quería ser arrancado del orfanato con suelo de azulejos en el que me vi prisionero durante mi insomnio veraniego.

sábado, 21 de enero de 2012

Uncensored.

Hay que pensar muy bien lo que se quiere. Hay que pensar muy bien lo que se va a hacer. Desandar lo andado no es nada sencillo, y mucho menos cuando llegas a un punto como de no retorno. No puedes pretender pedir perdón tras haberte acercado en mitad de la noche, lúgubre y pesarosa, y haber propiciado puñaladas causantes de muerte en nuestro tesoro. No existe peligro mayor que despojar a un hombre de aquello que mas aprecia, pues cuando perdemos las razones para seguir, es cuando realmente nos volvemos crueles. 

Quizá debí haber pensado esto antes, hubiese sido buena idea haber recapacitado antes de propiciarle aquellos puñetazos.

Ahora con la nariz chata y rota, más hacia dentro que asomando, sangrante toda ella; suplicaba con lagrimas en los hinchados ojos. Quería atender a sus sollozos, y poder ayudarle. La única solución que se me ocurrió fue hundir mi puño en su boca. Pude gritar de dolor, pero no lo hice. Me lleve por lo menos cuatro de sus dientes, y una copiosa muestra de su sangre en mi cuerpo. Pero eso no me detuvo. Seguí surcando su cara con mi mano. Amoratada e hinchada, comenzó a sangrar por cada poro mientras sus alaridos quebraban el dulce silencio. Uno de mis puños se desvió ligeramente y acabo hundido en su ojo. Genial, ahora estaba tuerto. Era una imagen un tanto asquerosa, ya no por su deformada cara, sino porque donde antes residía un ojo ahora solo se podía encontrar un hueco con una bolsa vacía, negra por los cúmulos de sangre que estallaban uno tras otro empapando mi cara.

Hubieseis parado ¿verdad? Cualquiera lo hubiera hecho.

Bien, pues yo no. Le propicié una brutal patada en el la oreja. Posiblemente reventé su oído porque el gutural  grito que emitió no fue para nada normal. Tampoco la cantidad de sangre que empezó a perder por la oreja. Ya apenas era capaz de vocalizar sus disculpas con propiedad, lo cual me cabreo. Su único papel era disculparse, disculparse por toda la mierda que había hecho. Comenzaba a cansarme, así que le pisé la cara. Era un milagro que siguiese vivo, porque ahora mismo su rojo semblante no era en absoluto saludable. Vomitivo. Absolutamente repugnante, pero era motivo de alabanza que siguiese vivo. Sus quejidos deshechos e ininteligibles se hacían mas pronunciados.

Eché un vistazo a la estampa general. Un brazo roto, y el otro amputado por mi sierra. De no ser por el torniquete que impedía la salida de mas sangre de la necesaria la mutilación habría acabado hace demasiado. Daba gracias a mis superficiales conocimientos médicos. Sus testículos yacían desnudos - en el sentido mas estrictos de la palabra, pues habían sido despojados de su piel mediante una lima de hierro - en contacto con el suelo. También le faltaba una oreja y el pelo. Arranqué la camisa de aquella cosa, pues no merecía el título de persona. Ahora tenía dos opciones. Podía matarlo ya, o por el contrario...

Mi pensamiento tuvo que desviarse un poco cuando hice lo que iba  a hacer. Es un destino que a nadie le hubiese deseado todo esto que le estaba pasando, y de verdad que no quería hacerle daño. Bueno, miento, no quería matarlo. Pero de alguna manera, todo el daño que estaba sufriendo era la purga a sus pecados, pecados que realmente merecían ser juzgados. Y es que privarnos de la libertad no había sido su mejor opción. No, censurarnos no fue un buen plan. Y mucho menos pensar que podría purgarnos por compartir...

Podía haber seguido con mi linea lógica pura e inocente - justo como yo, chico bueno, puro e inocente - pero mi mano ya había descendido a gran velocidad. En el momento en el que agarré el cuchillo ya sabía lo que iba a pasar, por eso tuve que distraerme. El alarido me indicó el momento en el que había terminado. Efectivamente su pezón ya no formaba parte de su cuerpo, pues había sido rebanado por mi cuchillo en un limpio movimiento. ¡Cuán doloroso debió ser! En ese momento, la caridad se apiadó de mi, y pensé que el dolor que había sufrido el pobre era suficiente. Pero llegados a ese punto, ya solo podía otorgarle una muerte para pararlo; aunque había oído que la manera mas efectiva de lidiar con el dolor era repartir este. 

¿Por qué no? Total, el cuerpo no es mío.

Clavé el cuchillo en la palma de la mano rota del sujeto. Sabía que se iba a retorcer como una bestia en el momento en el que lanzase él remedio. Apoye brutalmente mis manos en su pecho. ¡Que descuido! Una de ellas fue a parar en su pezón, o al menos, donde esté había estado antes. Aproximé mi boca al pectoral del sujeto con lentitud, pues aún le quedaba un ojo con el que observar mi caridad. Abrí la boca suavemente, no quería alterarle con movimientos bruscos. Pero eso no funciono, comenzaron unas potentes convulsiones que se acentuaron cuando el pobre notó que se estaba desgarrando la mano rota. Pero mis dientes ya habían rodeado el pezón restante. Tarde para el supongo, porque no quería cortar el pezón con los dientes, a pesar de estar mordiendo con todas mis fuerzas, mi verdadero objetivo era arrancarlo de cuajo. Por eso levanté de manera majestuosamente bruta mi cabeza de su torso. Con su asqueroso pezón en la boca observé como él se estremecía de dolor rebotaba contra el suelo debajo de mi. Escupí el pezón encestando en su boca, con un poco de suerte el muy hijo de puta se atragantaría. Me dispuse a continuar con mi labor de curandero. Y me acerque suavemente a su cara. Ya había comenzado con una la cirugía antes, pero había partes imperfectas. Por ejemplo, solo tenía una oreja. No disponía de hilo, y de agujas también carecía. Así que la solución era amputar, me dije. Pobre paciente.. Fue lo que pensé mientras cogía el cuchillo de la mano de mi paciente, que muy amablemente había custodiado, y poco a poco hacía una incisión hasta un cuarto de la longitud final de la unión del cráneo con el cartílago de la oreja. 

El cuchillo es un utensilio lento amigos, aunque preciso, pero aquellos que carecéis de paciencia como yo comprenderéis porqué decidí que era el momento de usar mis propias manos. 

Agarré su cabeza, con todo el cuidado que mi paciente merecía- y después la punta de su oreja. Comencé tirando poco a poco, despacito. Pero como ya he dicho, no soy un chico paciente, por lo que acabe tirando con todas mis fuerzas, arrancando la oreja de una sola tirada. El pobre sujeto me tenía ya la mirada perdida. Pero no podía dejar que muriese sin que el tratamiento hubiese acabado, quería dejarlo guapo para el nuevo mundo, así que alardeando de impaciencia clavé en su ojo el cuchillo. Quizá tuvo a la diosa fortuna de su lado y atravesé su cerebro. Yo, sinceramente, espero que no fuese así. 

Me levanté pesaroso, estaba cansado. Pero aún me quedaban un par de cosas que hacer. Me puse los guantes de Látex. Saqué la funda ignífuga y coloqué la imagen en su interior, dejándola junto al -esperemos que aún vivo- sujeto. 

Sé que no debí, pero saqué una foto de la estampa. Estaba moralmente mal regodearse de eso, y más aún guardar un recuerdo fotográfico de ello, pero no podía evitarlo. Encendí mi último cigarro, y le dí cuatro suaves caladas. Y tras observar el cadáver por última vez salí del contenedor de hierro. Salté el pequeño charco que lo rodeaba y lancé el cigarro a este cuando estuve lo suficientemente lejos. La gasolina comenzó a arder, y en poco tiempo consumiría el cuerpo de el sujeto -sigo deseando que yazca vivo en el interior de ese infierno de fuego cuando las llamas lo consuman- No pude evitar dejar salir una sonrisa cuando pensé en la cara de la policía al  aparecer en la escena. Será lamentable que no pudiesen salvarlo, y más les dolerá cuando lo único que encuentren sea una tarjeta ignífuga de una eme negra en un circulo naranja. Así aprenderán. Porque tú, yo y todos, todos somos..

Incensurables

sábado, 5 de noviembre de 2011

V de Revolución


Una vez me hablaron del poder de los ideales.  Me hablaron de gente que mató por ellos y gente que su vida dio por defenderlos. Escuche que no se puede besar o cazar o atrapar o tocar un ideal. Me dijeron que no sangran ni sufren, y tampoco aman. Me mostraron que son inmortales, que no pueden morir. Y que siempre podrán seguir cambiando el mundo.

Y es que una mente abierta es capaz de cambiarlo todo. 

Yo tengo un ideal. Un ideal a prueba de fuego, a prueba de balas, a prueba del tiempo. Siempre creí en el poder de los ideales, un poder que a todos cautiva y enlaza, un poder que une y abre ojos, un poder que crece dentro de nosotros y duerme esperando a ser despertado por otros. Un ideal es sinónimo de una revolución, una revolución que he de empezar ya que yo, al igual que Dios, ni juego al azar ni creo en la casualidad.

Hace mucho me mostraron que poseemos mucho que no necesitamos, y que para ello nos privaron de lo único que realmente nos hacía falta, nos quitaron aquello que es mas importante para poder lograr un ideal, para poder hacerlo real. Nos la quitaron.

Esperanza

Y es lo que ahora necesitamos para continuar. Y yo voy a devolvérsela al mundo. Devolveré la esperanza que nos arrebataron, y con ella seré capaz de llevar mi ideal a sus limites. No pienso detenerme. No vacilaré. No me echaré atrás. No frenaré. Y haré lo que sea, no en vano, ¿cuantas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo?

Es el momento de iniciar una revolución. Es el momento de sentir el cambio, de hacerlo todo a nuestro modo. Es el día en el que la esperanza nos será devuelta, y nuestros ideales se cumplirán. Hoy sabremos lo que es la luz, y podremos ver mas allá de las nubes que nos impusieron. Podremos ver un sol que nos negaron, y al observarlo sabremos que es lo correcto. Porque seremos capaces de ver la verdad.

Hace tiempo escuche sobre el poder de los ideales. Me dijeron que no sangran, no mueren, que aquellos que los tuvieron murieron por ellos, mataron por ellos. Que no sufren, no sienten, no aman. Me dijeron que todo el que poseyó uno lucho por el, y lo hizo realidad. Me enseñaron a no cazarlos,  a no atraparlos, y me mostraron que son intangibles. Que perduran en el tiempo y la memoria, y que siempre podrán cambiar el mundo. Pero nunca me dijeron que pasaría si yo poseía un ideal. Nadie me dijo que pudiese sufrir ese destino, ni que yo sería como ellos. Nadie me advirtió que yo podía morir, o que acabaría matando. Nadie me advirtió que yo tendría que luchar, ni me dijeron que sufriría por ello. Porque todo aquello que no derrama o siente un ideal, lo absorbe su poseedor. Porque nunca se derramará la sangre de un ideal, sino la de los que creen en él, ni sufrirá este, pues serán ellos los que lloren por él. Nadie me advirtió que alguien me echaría de menos. Pero ese es su poder...

Si alguna vez tenéis un ideal, si llegáis a poseerlo, o a crearlo, haced que se cumpla, pero recordad que quien tiene un ideal no puede pensar en nada mas, que quien tiene un ideal no puede tener otra cosa, que si tienes un ideal ya no eres tu dueño. Y que hay muchos tipos de ideales, pero solo existe uno para mi.

Venganza.

''Recuerden, recuerden, el 5 de noviembre. Conspiración, pólvora y traición.''



miércoles, 5 de octubre de 2011

Osaré aullar.

Nadie. Absolutamente nadie nace sabiendo. Nadie sabe aullar al nacer. Y muchos no aprenden a hacerlo, hasta el punto de callar eternamente.

Puede que ose aprender, puede que ose aullar. No es un acto de rebeldía, ni malintencionado. Es parte de lo que debo ser. Algo siempre me indujo a ello, y ahora es el momento de dar un paso más. Un paso, ese que nunca dí.. Osaré aullar, pues mucho tiempo abarca la época en la que callé. Oscura, sombría y taciturna. Triste melancólica e indigna, la época de silencio debe tornar a su fin. Debe volver a donde debe, tomar su posición inicial y ser dominada por la influencia de la luz. 

¿Poseo esa luz? Debe ser así, pues esa luz, no es sino la inspiración de un verdadero aullido. Bramar a los cuatro vientos un sentimiento que abarca mis penumbras. Las tinieblas que absorben mi corazón, y ya tanto tiempo atrás, consumieron mi alma. Decidme, ¿dónde se encuentran? ¿Dónde están los retazos de aquella flamante llama negra, que ya se apoderó de mi? No quedan sino recuerdos de esta. Vagos y desarraigados recuerdos de una era de dolor en mi propio ser.

En busca de una salvación. Una salvación tal como aullar. Una salvación tan necesaria como cada una de esas maravillosas bocanadas que entran dentro de mi, llenas de ese oxígeno tan vital que aviva mi pasión, no en vano este es capaz de avivar la llama ¿cierto? 

Cada una de las teclas que resuena en mi cabeza narra una historia. Una melodía tan agónica y espeluznante que bella puede tornarse, con cierto punto de dolor acumulado en el corazón de quien la interprete. Gusto de escuchar esa melodía sonar en mi sien, recordándome que mi oscuridad no se irá, aunque ya no pueda sentirla, aunque ya no pueda verla, dormir no es morir, morir no es real, todo perdura, y nada es olvidado, por ello, siempre dormirá, o eso quisiera prometer. No puedo asegurar que vaya a quedar sellada, ni que resurja tras haber hallado la luz, pero comenzaré a aullar, sea o no sea, con ayuda del mundo. 

Después de todo, un lobo que no aúlla, no es un lobo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Un paso a delante, una aventura mas.



"Cual trotamundos de libro, una y otra vez nos embarcamos en distintos viajes."


Cada día no es sino, una aventura nueva en pos de ser cumplida. Miles de objetivos y metas rodean la mente de cada uno de nosotros. Y sin ningún tipo de contemplación, todos tratamos de conseguir que estos se cumplan. A veces eso nos obliga a empezar de nuevo, en lugares distintos, con personas distintas. Muchas veces nos obliga a abrir nuestra mente, a expandirnos, a confiar en el resto, porque, cuando no tienes a nadie, acabas aferrándote a lo primero que encuentras, terminas agarrado a gente a con la que jamás pudiste soñar, gente que seguramente, si hubieses visto por la calle no habrías pensado que acabaría formando parte de tu vida.

Pero nadie es sustituible. Nadie. Por eso mismo, quiera o no, no puedo olvidar desde donde di mi primer paso. Ni donde continué. Quien me levanto, quien me empujo hacia delante, y quien me puso la zancadilla, quien me enseño a dar una voltereta para
contrarrestar esto, y quien siempre camino a mi lado. Olvidar quien me dio la mano, y quien me inspiro es tan duro como dejar de respirar.

Pero aun así uno tiene que dar pasos, que a veces, no quiere dar. Mirar a delante, y alzar la mano, saludando al pasado, teniéndolo presente para continuar hacia un futuro.

Caminar hacia delante siempre fue algo que le costó a la gente, pero queda
rse atrás es algo de lo que la gente siempre se lamentará. No saber hasta donde hubieses podido llegar, o que habrías sido capaz de hacer. No conocer el cómo te habrías desenvuelto, ni por que habrías hecho lo que harías. Tener esa sensación de vacío que, inevitablemente, se queda al ver que el resto no renunciará a su camino solo por no querer ver cambiar las cosas. No todo son arco iris ni mariposas, y aquel que no lo ve a tiempo, es el que realmente queda solo.

Continuar nunca supuso quedarse solo, pero estancarse, sí. Por eso, a todos nosotros solo nos queda... Dar un paso adelante, y continuar la aventura de la vida.

domingo, 1 de mayo de 2011

Lluvia.



¿Sería capaz de pensar en otra cosa? Claro que no, en ese momento solo tú ocupabas mi mente. Adoro la lluvia, sí, como a nada, pero aquel día me había dolido su traición, y mucho... Había venido desde tan lejos... y no iba a poder verla... No era nada justo.

Me llevé las manos a la cabeza, apoyadas sobre la almohada, y miré al techo, ¿qué hacer? Todo se había ido al garete, aquella lluvia que todo lo inundaba no iba a dejarme verla... No iba.

Me giré, justo en ese momento, como si un rayo decidiese darle vida, mi móvil zumbó con fuerza. "Siento lo de la lluvia, tenía tantas ganas de volverte a ver" La rabia se apoderó de mi, y blasfemé una y mil veces contra todo tipo de dioses que conocía, no lo aguantaba mas, la verdad, es duro ver como el destino te arrebata lo que tanto tiempo llevas buscando, pero claro, no es tan fácil conmigo.

Yo no creo en él.

Apoyándome en las palmas de mis manos, bajo mi nuca, curve el cuerpo, y con el impulso, pegue un bote fuera de la cama. Ya había estado bastante tiempo parado, agarré el móvil, y, en un acto de valentía sonreí.

"Ya no confías en mi?"-Contesté mediante un sms.

''Sí, pero...''- Respondió ella a mi sms

"Déjamelo todo a mi, Ángel.'' -Envíe finalmente, y apagué el móvil, ya no lo iba a necesitar esa noche. La adrenalina asomaba por mi cuerpo, como no había decidido hacer en todo el día, me hizo pensar locuras, pero sobre todo, me hizo recordar que prometí que no dejaría que nada nos separase.

Agarré una chaqueta, vaya locura había asomado por mi mente, en diez segundos me lo replantee todo, tire la chaqueta a la cama, y baje las escaleras con velocidad. Era tarde, muy tarde, todos dormían, a si que no me costo nada, aun haciendo mas ruido del necesario. La lluvia amenazaba con asesinarme si salía de aquel rellano. Caía furiosa sobre todo aquel que la desafiase, con poderosos goterones que habrían acabado con el mas bravo guerrero, pero conmigo nada podía, pues poseía el arma mas poderosa.

Corrí bajo la lluvia, sin miedo a mojarme, sin miedo a caer, nada importaba ya, nada podría pararme. Quien se atrevería a cruzarse en mi camino, por favor, quien posee una voluntad tan ardiente como yo, es imparable, las gotas se evaporarían al tocarla, y yo, llegaría a mi destino.

Él corazón comenzó a latirme a mayor velocidad. Bum bum bum.. bumbumbumbumbum... Ya estaba allí, estaba enfrente a su casa, mojándome por completo, observando su ventana. ¿Y ahora, cual era el plan?¿Lanzar una piedra? Demasiado típico. Como no se me ocurrió otra cosa, grité.

-¡Ángel, respondeme!-Grite a pleno pulmón, eufórico y esperanzado. Aunque nada igualo a la emoción que me causó oirla responder.
-¿Eres tú?-Asomo su bello rostro por la ventana, sus ojos brillaban con aquel destello que le otorgaban la luna, tan especial...
-¡Baja aquí!¡He venido a por ti!-Grite con mas enfasis, estaba respirando a gran velocidad, me latía el corazón como nunca, y aquel subidón...
-¿Estas loco?¡No puedo bajar! Estan durmiendo y me empapare..y..y..-Comenzó a balbucear. Ya la tenía, estaba deseando bajar, y yo que lo hiciese.
-¡Escapate conmigo!¡Nadie se dará cuenta, hoy solo existimos tú y yo!
-¿Y el agua?
-No te mojaras, ¡te lo prometo! -Grite sabiendo que ya estaba calzándose disimuladamente...

La ventana se cerró. Y medio segundo despues- el medio segundo mas largo de mi vida- ella estaba allí, en su puerta, cerrando con suavidad y sigilo, bajando, lanzandose a mis brazos. Nada podía igualar eso. Me beso, con fuerza, bajo la lluvia, con pasión, mostrando su deseo de mi, sus ansias por tenerme. Aquel subidón de adrenalina pudo conmigo, parecia que el corazon iba a salirseme, estaba apunto de explotar, la agarre por la cintura, estrechándola contra mi, nada nos separaba, nos mostrabamos nuestro amor, nuestro afecto y cariño, bajo aquella ducha mojada de luz de plata.

-Dijiste que no me mojaría..-Sonrío con aquellos blancos dientes suyos.

-También dije que nada nos separaría-Sonreí y, una vez mas, volví a besarla.

jueves, 28 de abril de 2011

Lágrimas de tinta


Y ya solo me queda llorar.

Trato de volver atrás en el tiempo, cuando él era él y yo era yo, cuando si nos sumabas, salía como en cualquier suma, algo mayor y mas potente, había amor. Sí, amor, porque nadie era como aquel chico, nadie. Nadie poseía su sonrisa, o aquel tacto... Nada adornaba mejor mis noches que el tacto de su cálida piel, mis manos posadas en su pectoral, acariciándolo suavemente, recorriéndole dicha zona con las yemas de mis dedos... Nada se asemeja a él.

Por eso ahora puede que esté tan dolida, decepcionada, triste, melancólica, perdida, asustada, apenada, cabizbaja, afligida, apesadumbrada, atormentada, frustrada, desesperanzada, desilusionada, traicionada, lánguida, decaída, nostálgica, abandonada, acobardada, atemorizada, temerosa, impresionada, azarada, huidiza, alarmada, aterrada, despavorida, espantada, pero sobre todo, y sobre cada una de estas cosas, me siento...Sola.

¿Cómo iba a poder olvidarle? Aquel chico atento, interesado, vigilante, observador, alerta, avizor, concienzudo, cuidadoso, amable, cortés, considerado, respetuoso, galante, servicial, educado, afectuoso, cariñoso, cordial, simpático, bondadoso, afable, tierno, compasivo, honrado, virtuoso, justo, honesto, bonachón, servicial, benévolo, bienhechor, caritativo, humanitario, piadoso, sensible, comprensivo, indulgente, amable, ingenuo, cándido, simple, candoroso, inocente, crédulo, sencillo... Aquel chico que me enamoro con sus ojos, llenos de amor y bondad, de cariño y amistado, ojos que inspiraban a confiar en él.

Pero todos... todos podemos ser corrompidos... Nadie, es invulnerable a la oscuridad, nadie. Quizás por eso ahora él ya no esté aquí, quizás por eso yo ahora llore...Le echo tanto de menos... tanto...Pero ya no está a mi alcance, ya no queda rastro de aquel chico al que tanto añoro, no hay forma de encontrar a aquel chaval tan dulce y cálido... En su lugar queda él.

Y digo él porque no puedo pronunciar su nombre en el modo que ahora es... No puedo pronunciar el nombre de aquel chico tan inocente y puro, para designar, para nombrar, para referirme a este chico.

Un chico tan despreciable, maleante, granuja, pícaro, truhán, golfo, gamberro, peligroso, arriesgado, expuesto, exasperante, mortificante, desesperante, insoportable, aborrecible, detestable, despreciable, abominable, repelente, antipático, presuntuoso, soberbio, altanero, altivo, impertinente, desdeñoso, insolente, envarado, despreciativo, despectivo, duro, engreído, vanidoso, orgulloso, imperioso, chulo, fachendoso, gallito, tieso, inmodesto, creído, petulante, encopetado, arrogante... Era el estereotipo de chico malo, puede que por eso fuese tan sexy... Aunque todo eso quedé atrás, porque ya no está a mi lado.

Esta vez la oscuridad vino en forma de mujer, una mujer que cogió su dolor, y lo transformo, la pasión se dibujaba en las curvas de aquella chica, estaba claro que la mandaba el diablo, el mismísimo Lucifer... Era duro. Ver aquella estampa, realmente lo era. Se me había grabado la imagen en la mente, y se que aunque todo fuese como antes, nunca desaparecería de allí... Él junto a ella, de pie, mirándome este desde el lateral, por encima de su hombro, con unos ojos que ya no expresaban amor ni calor, sino frío, un frío tan puro que me heló la sangre, un frío tan potente que paralizo mi mente, un frío con un poder tan grande que sería capaz de congelar el sol. Frío, eso desprendían sus ojos, frío y oscuridad. Era como si nada fuese igual, puede que poseyesen el mismo cuerpo, pero no podía tratarse de la misma persona [...] Ella recorría ahora su pectoral, que tan como mío había proclamado tiempo atrás, subía y bajaba por este, mirándome, descaradamente, moviendo sus labios, chasqueando su serpenteante lengua, a modo de burla, mientras susurraba un falso te quiero, al que él no hacía ni caso. La oscuridad los envolvía, casi por completo, ella sonreía y yo solo podía sollozar, después de todo, se suponía que él era para mi, no para aquella buscona que tan vil mente me lo había arrebatado...

Ya solo me quedaba llorar... Llorar porque después de todo, incluso tras haber perdido la esperanza, lo vi: Sus ojos volvieron a brillar. Cuando ella dijo que le quería el me miró y sus ojos emitieron el destello que yo tan bien conozco, un destello que emitía calor y amor.

Él no me había olvidado. Y por eso, hoy y cada uno de los días de mi vida lloro por él, porque aún está ahí, aunque ya no sea igual... Por eso hoy, ayer y mañana, cada una de las de mi vida, lloro, lloré y lloraré por él, por eso derramaré esta noche, bajo la oscuridad del cielo, mis lágrimas negras y amargas, las lagrimas que se impregnan en este papel, mis lágrimas de tinta.



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''Tocala otra vez Sam...una y otra vez''